miércoles, 15 de enero de 2014

El Personaje, el Investigador, el Periodista

Reportajes escritos de historias reales, vivencias de un hombre que asumió el papel de otros para comprobar una realidad, demostrar que los hechos no están sólo en declaraciones y entrevistas.
 
Distintos personajes envolvieron a este hombre con un único fin, exponer la realidad de una Alemania federal naciente, lejos de guerras, la imagen de un país industrial que aparentaba algo muy lejos de su realidad.
 
Es el periodista indeseable; con sus letras expuso el peor escenario que enfrentan los extranjeros en un país como Alemania, las historias que afrontan los obreros, los pobres, los necesitados de dinero.
 
Temido por la clase dominante, sus reportajes dieron la vuelta al mundo, su estilo periodístico no incluía únicamente la escritura, sino también las reacciones que desencadenaron en la opinión pública, esa verdad revelada que lo llevó a ser juzgado y condenado.
 
Günter Wallraff enfrentó censura y demandas pero también convirtió sus escritos en peligrosas revelaciones, en denuncias contra un sistema controlador y en publicaciones con verdades evidentes.
 
Fue en un bazar de la ciudad de Puebla como el libro “El periodista Indeseable” (1979) llego a mis manos, producto de un regalo que me llevó a desmenuzar la historia de este alemán - hasta el momento- el único periodista que se ha atrevido a desafiar a un sistema. Así una vez concluida su lectura, me lancé a la búsqueda de “Cabeza de Turco” (1985), publicación que conmocionó a Alemania, un verdadero fenómeno sociocultural.
 
Trabajó de incógnito para el terrible zar alemán de la prensa sensacionalista Axel Springer. Su firma, Hans Esser; el medio, Bild Zeitung; el objetivo de Wallraff ingresar a Bild “para que el mayor número posible de lectores sepan cómo se hace su diario en realidad”.
 
Historias construidas, relaciones entretejidas con grupos de poder; decía Wallraff “no hay Bild sin asesinato, ni asesinato sin Bild. Los asesinos producen cada día el abono necesario para que la plana Bild crezca bien”. Historias vendidas, relevaban los hechos prioritarios.
 
Con cuatro meses en la redacción de Bild, el periodista descubre la realidad: ninguna participación en la toma de decisiones, solicitud de datos que sólo se almacenan, estás programado y tu jefe posee el código, te señala con el dedo la dirección a seguir, “tú ya no participas, los seres humanos auténticos te resultan indiferentes”.
 
En ese momento te das cuenta -tú cómo lector, tú cómo periodista- que aún existe una pequeña llama que te pide mantener vivos los sueños de masas, sin embargo, los mercaderes de sueños acaban de creerse sus propias historias, todavía siguen cautivos con sus artículos cuando los leen al día siguiente, al fin impresos. “Yo estoy en el diario, luego existo”.
 
Wallraff reveló las entrañas más oscuras del periodismo. Los lectores descubrimos que no es sólo Alemania, que un cuadro similar se observa en las redacciones mexicanas, fabricantes de sueños e ideales, de escenarios construidos y hechos fabricados.
 
Siendo sólo un peldaño, el periodista indeseable asume una metamorfosis que lo lleva a vivir la historia de un turco en Alemania; pasaron 10 años para que considerara la representación de este nuevo papel, el miedo lo consumía, pese a ello lo enfrentó todos los días.
 
Un obrero de industrias xenofóbicas, un trabajador que descubrió la falta de valores humanos dentro de la marca de comida rápida más famosa en EU , un conejillo de indias que aceptó inyecciones de todo tipo de químico para subsistir, el chofer de la avaricia encarnada en hombre, el gestor de organizaciones dedicadas a la trata de extranjeros…
 
Inmigrante en una Alemania federal que había dicho adiós al nazismo pero que había dado la bienvenida a la xenofobia, así Wallraff enfrentó lo que es vivir en medio del odio entre hombres, de la humillación, vergüenza y rabia.
 
Con la imagen de Alí, el turco, el periodista indeseable reveló las historias detrás de quienes llegan a un país en busca de mejores oportunidades, historias de empresas y hombres que abusan, hablamos de salarios bajos, condiciones de trabajo infrahumanas, donde los extranjeros deben ensuciarse las manos de un trabajo que un alemán no debe permitirse.
 
“En un grupo en el que nadie conoce bien a nadie difícilmente puede lograrse una acción solidaria, pues prepondera la competencia, la desconfianza y el recelo recíproco”. Abandonas tu identidad y realizas los trabajos más duros e insalubres para sobrevivir, estas historias no son sólo del pasado. ¿Qué escenario enfrentan los inmigrantes en países como Estados Unidos con los mexicanos, o de México con los sudamericanos?

Günter Wallraff, el periodista, nos muestra -a través de estos libros- un periodismo que no se ha vuelto a ver en ninguna parte del mundo, y que tal vez esté lejos de volverse a escribir; las voces que callan son mayores y crecen al paso de las grandes corporaciones editoriales y sus negocios con los grupos de poder, sólo queda preguntarnos ¿cuánto de eso vamos a permitir para que sigan construyan nuestro consumo informativo?

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