sábado, 8 de febrero de 2014

Ensayo del libro “El Político y el científico” de Max Weber


Dos temas paralelos nos expone Max Weber en el desarrollo de esta conferencia; por un lado los juegos y sustentos de la política, y por otro lado la vocación de la ciencia, la relación entre la política y la ciencia, las diferencias que enmarcan sus alcances, las distintas pero a la vez semejantes personalidades, la visión desde el político y la observación y análisis de quienes, con base en ciencia, forjan un criterio de opinión.

Partimos de la aspiración al poder, con fines idealistas o egoístas pero la aspiración siempre de frente. Parece que fuera un revisión del sistema político actual pero no, Weber escribió esta conferencia con un escenario de antaño pero con una revisión sobre el rumbo y alcance de la política.
Y es así, vemos a políticos que atrás de sus discursos e imagen aparece su ambición por engrandecer un sentimiento de prestigio, justificando en cada momento la legitimidad sobre su participación, sobre su dominio.

Son tres los caminos que define Weber: costumbre, carisma y legalidad. Por un lado la inmemorial validez de quienes observamos su avance en la política basado en un eterno ayer que se queda sólo en eso, un poco el olvido aunque cada vez más tradicional. Por otro lado la entrega pura de una personalidad que da o vende confianza y finalmente los preceptos legales que garantizan su presencia.
¿Dónde se sustentan estos preceptos? ¿Cuál es la figura que representa la imagen del político? Así llegamos al Estado Moderno hoy convertido en una figura de empresa, una asociación de dominación institucional que busca monopolizar por la única, pero más confiable herramienta de dominación: la violencia física.

Creando los escenarios que enmarcan la fuerza del poder del Estado sobre sus gobernantes, Weber refiere sobre la coacción física como una violencia legítima que otorga al dirigente todos los medios materiales disponibles para consolidar su poder. Un Estado supremo.
Es dentro de este proceso político como Weber plantea las primeras categorías de “políticos”, una de ellas políticos profesionales, figuras de caudillos carismáticos que actúan en servicio de los jefes políticos, fungen en papeles de delegados o directivos de asociaciones políticas, desempeñan actividades sólo en caso de necesidad.

Pero en la política sólo se viven de dos maneras: de la política o para la política. Políticos que han radicado en esta área, su sentido o única forma de vida. Quienes viven de la política hoy son los más comunes, encuentran su sustento económico fácil, efectivo y seguro. Una alta burocracia que engorda responde a políticos profesionales que sin figurar en primeros reflectores logran obtener ingresos seguros, parte de lo que Weber llama reclutamiento plutocrático.
Hay otro tipo de políticos, los ciudadanos constituimos en su mayoría esta representación, son los ocasionales, quienes ejercemos nuestro derecho al voto o protestamos en una reunión política, hacemos discursos o manifestamos voluntades, la vocación natural donde se ejerce política con pasión, responsabilidad y mesura, condiciones que un funcionario no posee.
Frente a la política y el poder, existen otros elementos que cobran juego, personajes que influyen de manera directa o indirecta; son los periodistas, rodeados de las tentaciones del poder, de las influencias políticas y el capitalismo de la prensa.
 
Weber destaca al periodista dentro del juego de la política como un elemento realmente valioso, un político profesional que debe responder a las exigencias de una sociedad que reclama información y transparencia sobre los problemas marginales, pero por otro lado las ambiciones que mueven la vida periodística. Entre este equilibrio, el periodista enfrenta tentaciones y consecuencias reales siempre envueltas en la profesionalización de la política.

En esta línea se presentan las empresas o asociaciones políticas, las cuales reclutan a seguidores presentándose como salvadores, buscando ganar representación, carisma y votos. Así surgen los partidos políticos, considerados “séquitos de aristocracia” que convocan a las masas al sufragio, a la necesidad de propaganda y que además logran reunir unas finanzas fuertes con donativos anónimos en su mayoría.
En la actualidad, los partidos políticos en México enfrentan una de sus más representativas batallas internas, las voces internas se escuchan criticar a su dirigente, hay divisiones, bloques y escenarios encontrados que han tenido efecto en elecciones de peso.

Ese Spoils Systems que llama Weber en referencia al enfrentamiento de partidos políticos por una mayor atribución de cargos federales en torno al séquito de un candidato triunfador cobra mayor relevancia que llega incluso a deslealtades por obtener el cargo federal, para obtener el vivir de la política.
Estos enfrentamientos revelan las principales debilidades de los políticos. De acuerdo con Weber, podemos enlistar la vanidad, ausencia de objetivos y falta de responsabilidad, como aquellos pecados o enemigos mortales que acaban con una trayectoria o rumbo político.

Este analista cuestiona en su conferencia la relación de la ética y la política. En este sentido plantea dos éticas: convicción y responsabilidad. La primera se refiere al ideal que obliga a actuar bien atendiendo fines prioritarios; el segundo aborda las fallas del hombre con objetivos no deseados, que buscan primordialmente la vigencia de su representatividad.
Weber expone la importancia de decir la verdad como parte de la ética absoluta, sin condiciones; en este sentido plantea que la publicación de todos los documentos en una nación, sobre todo aquellos que culpen al país sin pensar en consecuencias, desatará pasiones ante un abuso de la verdad. Escenarios como estos nos encontramos viviendo a nivel mundial con un agente de seguridad en EU que publicó evidencia sobre espionajes y filtraciones de su país con naciones como México, Brasil y Alemania, las cuales han puesto en jaque las relaciones internacionales, convenios y futuros proyectos.
 
 
En una segunda parte de la conferencia, Weber plantea un análisis sobre la ciencia como vocación desde un enfoque de enseñanza y su relación con la conformación de criterios individuales, ideas propias con impacto social.

Asumiendo la posición ideológica de Tolstoi, Weber refiere que la ciencia carece de sentido, no tiene respuestas ante los cuestionamientos expuestos.
Existe un pronunciamiento sobre la figura del docente y el estudiante en torno a la ciencia y su vocación. Comparto esta posición reconociendo que los maestros deben cuidar de no inducir sus posiciones políticas o ideologías a sus estudiantes, haciendo uso del poder que les otorga la posición frente a un alumnado.

En México existe un amplio movimiento de manifestaciones magisteriales con enfoques políticos que refuerzan sus líderes gremiales y que han traspasado las aulas. Se empiezan a conformar movimientos de estudiantes con graves vacíos de autenticidad e idealismo político.
El papel de los catedráticos debe centrarse en instruir a sus estudiantes las herramientas base para que de manera personal forjen un análisis o un criterio acerca de una postura con base en elementos como honradez y lógica.

Lejos de los descubrimientos y revelaciones que en antaño promovió la ciencia, hoy su papel se dirige principalmente a la toma de conciencia y conocimiento basados en la razón y el entendimiento de hechos.

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