Partimos de la aspiración al
poder, con fines idealistas o egoístas pero la aspiración siempre de frente.
Parece que fuera un revisión del sistema político actual pero no, Weber
escribió esta conferencia con un escenario de antaño pero con una revisión
sobre el rumbo y alcance de la política.
Y es así, vemos a políticos
que atrás de sus discursos e imagen aparece su ambición por engrandecer un sentimiento
de prestigio, justificando en cada momento la legitimidad sobre su
participación, sobre su dominio.
Son tres los caminos que
define Weber: costumbre, carisma y legalidad. Por un lado la inmemorial validez
de quienes observamos su avance en la política basado en un eterno ayer que se queda sólo en eso, un
poco el olvido aunque cada vez más tradicional. Por otro lado la entrega pura
de una personalidad que da o vende confianza y finalmente los preceptos legales
que garantizan su presencia.
¿Dónde se sustentan estos
preceptos? ¿Cuál es la figura que representa la imagen del político? Así
llegamos al Estado Moderno hoy convertido en una figura de empresa, una
asociación de dominación institucional que busca monopolizar por la única, pero
más confiable herramienta de dominación: la violencia física.
Creando los escenarios que
enmarcan la fuerza del poder del Estado sobre sus gobernantes, Weber refiere
sobre la coacción física como una violencia legítima que otorga al dirigente
todos los medios materiales disponibles para consolidar su poder. Un Estado
supremo.
Es dentro de este proceso
político como Weber plantea las primeras categorías de “políticos”, una de
ellas políticos profesionales,
figuras de caudillos carismáticos que actúan en servicio de los jefes
políticos, fungen en papeles de delegados o directivos de asociaciones
políticas, desempeñan actividades sólo en caso de necesidad.
Pero en la política sólo se
viven de dos maneras: de la política
o para la política. Políticos que han
radicado en esta área, su sentido o única forma de vida. Quienes viven de la
política hoy son los más comunes, encuentran su sustento económico fácil,
efectivo y seguro. Una alta burocracia que engorda responde a políticos
profesionales que sin figurar en primeros reflectores logran obtener ingresos
seguros, parte de lo que Weber llama reclutamiento plutocrático.
Hay otro tipo de políticos,
los ciudadanos constituimos en su mayoría esta representación, son los ocasionales, quienes ejercemos nuestro
derecho al voto o protestamos en una reunión política, hacemos discursos o
manifestamos voluntades, la vocación natural donde se ejerce política con
pasión, responsabilidad y mesura, condiciones que un funcionario no posee.
Frente a la política y el
poder, existen otros elementos que cobran juego, personajes que influyen de
manera directa o indirecta; son los periodistas, rodeados de las tentaciones
del poder, de las influencias políticas y el capitalismo de la prensa.
Weber destaca al periodista
dentro del juego de la política como un elemento realmente valioso, un político
profesional que debe responder a las exigencias de una sociedad que reclama
información y transparencia sobre los problemas marginales, pero por otro lado
las ambiciones que mueven la vida periodística. Entre este equilibrio, el
periodista enfrenta tentaciones y consecuencias reales siempre envueltas en la
profesionalización de la política.
En esta línea se presentan
las empresas o asociaciones políticas, las cuales reclutan a seguidores
presentándose como salvadores, buscando ganar representación, carisma y votos.
Así surgen los partidos políticos, considerados “séquitos de aristocracia” que
convocan a las masas al sufragio, a la necesidad de propaganda y que además
logran reunir unas finanzas fuertes con donativos anónimos en su mayoría.
En la actualidad, los
partidos políticos en México enfrentan una de sus más representativas batallas
internas, las voces internas se escuchan criticar a su dirigente, hay
divisiones, bloques y escenarios encontrados que han tenido efecto en
elecciones de peso.
Ese Spoils Systems que llama Weber en referencia al enfrentamiento de
partidos políticos por una mayor atribución de cargos federales en torno al
séquito de un candidato triunfador cobra mayor relevancia que llega incluso a
deslealtades por obtener el cargo federal, para obtener el vivir de la política.
Estos enfrentamientos
revelan las principales debilidades de los políticos. De acuerdo con Weber,
podemos enlistar la vanidad, ausencia de objetivos y falta de responsabilidad,
como aquellos pecados o enemigos mortales que acaban con una trayectoria o
rumbo político.
Este analista cuestiona en
su conferencia la relación de la ética y la política. En este sentido plantea
dos éticas: convicción y responsabilidad. La primera se refiere al ideal que
obliga a actuar bien atendiendo fines prioritarios; el segundo aborda las
fallas del hombre con objetivos no deseados, que buscan primordialmente la
vigencia de su representatividad.
Weber expone la importancia
de decir la verdad como parte de la ética absoluta, sin condiciones; en este
sentido plantea que la publicación de todos los documentos en una nación, sobre
todo aquellos que culpen al país sin pensar en consecuencias, desatará pasiones
ante un abuso de la verdad. Escenarios como estos nos encontramos viviendo a
nivel mundial con un agente de seguridad en EU que publicó evidencia sobre
espionajes y filtraciones de su país con naciones como México, Brasil y
Alemania, las cuales han puesto en jaque las relaciones internacionales,
convenios y futuros proyectos.
En una segunda parte de la
conferencia, Weber plantea un análisis sobre la ciencia como vocación desde un
enfoque de enseñanza y su relación con la conformación de criterios
individuales, ideas propias con impacto social.
Asumiendo la posición
ideológica de Tolstoi, Weber refiere que la ciencia carece de sentido, no tiene
respuestas ante los cuestionamientos expuestos.
Existe un pronunciamiento
sobre la figura del docente y el estudiante en torno a la ciencia y su
vocación. Comparto esta posición reconociendo que los maestros deben cuidar de
no inducir sus posiciones políticas o ideologías a sus estudiantes, haciendo uso
del poder que les otorga la posición frente a un alumnado.
En México existe un amplio
movimiento de manifestaciones magisteriales con enfoques políticos que
refuerzan sus líderes gremiales y que han traspasado las aulas. Se empiezan a
conformar movimientos de estudiantes con graves vacíos de autenticidad e
idealismo político.
El papel de los catedráticos
debe centrarse en instruir a sus estudiantes las herramientas base para que de
manera personal forjen un análisis o un criterio acerca de una postura con base
en elementos como honradez y lógica.
Lejos de los descubrimientos
y revelaciones que en antaño promovió la ciencia, hoy su papel se dirige
principalmente a la toma de conciencia y conocimiento basados en la razón y el
entendimiento de hechos.
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