El libro no sólo es un objeto de
resguardo del pensamiento humano, es algo más importante, es el custodio en la
construcción de ideas, la formulación de análisis de pensamiento, planeación y reflexión.
En este sentido, la apuesta de gobiernos como Jalisco, Puebla y Veracruz dista
mucho de las políticas culturales emprendidas por Baja California, Campeche o
Colima.
Sólo 7 estados del país
concentran el 64 por ciento de la producción, distribución, venta y fomento de
libros, el resto de las 24 entidades apenas se encuentran representadas por 1 o
incluso ninguna empresa dedicada a la industria de libros.
Mientras que en México se
continúa abatiendo el bajo nivel de lectura de los ciudadanos (que apenas abren
entre 2 y 3 libros al año en promedio), en los gobiernos estatales se observa
la disparidad en apoyos a la industria editorial, escritura, comercialización
de libros y organización de eventos que fomenten la lectura.
El Distrito Federal y el Estado
de México lideran el número de unidades económicas dedicadas a la industria del
libro con el 35.8 por ciento de representación nacional, seguido de Jalisco,
Puebla y Veracruz con el 17.9 por ciento, con menor representación destacan
Nuevo León, Guanajuato y Michoacán con el 10.3 por ciento.
Mientras estos estados impulsan
la producción de libros, la preservación de acervos y el fomento a la lectura, hay
otros donde la representación de este tipo de negocios – en su mayoría pequeñas
y medianas empresas con menos de 5 trabajadores – no parece ser un tema de
impulso estratégico. Tal es el caso de Tlaxcala, Nayarit, Colima, Baja
California Sur y Campeche.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en México existen 22 mil 239 unidades económicas de producción de libros impresos, distribución, promoción y venta. En 2012 se produjeron en el país más de 330 millones de libros, de los cuales, el sector público concentró el 57 por ciento.
De la producción del sector
público, el 80 por ciento correspondió a libros de texto gratuito, mientras que
del total del sector privado, el 31 por ciento correspondió a la producción de
libros para programas de gobierno.
En promedio, los mexicanos gastan
72 pesos al año para la compra de libros y dedican 3 horas a la semana en la
lectura. Los resultados de la Encuesta Nacional de Lectura 2012, realizada por
la Fundación Mexicana para el Fomento de la Lectura, reveló que el gasto anual
de los mexicanos por la compra de libros en 2012 alcanzó 8 mil 391 millones de
pesos, cifra que duplicó el gasto efectuado en bebidas y licores.
El próximo 23 de abril se conmemora el Día Mundial del Libro y el Derecho de Autor declarado por la UNESCO en 1995. ¿Por qué no celebramos el Día
Mundial del Libro, con un ejemplar de su autor favorito y un buen vino? Así apoyamos
a la industria vinícola y seguimos impulsando la lectura de México ;)
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